Debería ser más valiente.
Sí, eso.
Atreverme a gritarle al mundo,
que a pesar de que seas un desastre,
te quiero
Como nunca lo hice con nadie.
Que no me importaría reescribir todos mis poemas
para que llevasen tu nombre entre líneas.
Y quitarle importancia a los lunes
si tu sonrisa va a estar detrás de cada uno de ellos.
No me importaría quedarme sola los domingos,
si sé que uno de ellos aparecerás tú
con helado para los dos y una buena película,
de miedo.
Para acurrucarme a tu lado y gritar como una niña
de terror,
o de placer,
eso queda siempre a tu elección.
Y luego, como si nada hubiese pasado,
te quedases dormido a mí lado
y pudiese volver a contar tus lunares,
y repasarlos uno a uno.
Tampoco me importaría, que al irte
dejases un vacío imposible de llenar,
porque eso solo me daría más ganas para salir
corriendo
a buscarte en cualquier lugar donde crea que puedes estar
solo para abrazarte una última vez
antes de que te marches a casa.
O de mi vida, que por desgracia,
no sería la primera vez, que es lo mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario