Podríamos decirlo de muchísimas maneras.
Podríamos decir que el verano se acabó,
que el invierno llegó
que el frío me hiela
y que tú, me desesperas.
Podríamos decir, que la vida no nos ha tratado como
merecíamos,
y que no merecíamos
ser tratados.
Podríamos decir, que el cigarrillo acabó por consumirse,
que caímos en el consumismo,
y que nuestra vela se consumía por dentro, aunque brillara
por fuera.
Podríamos decir, que el café dejó de estar caliente,
la cama dejó de estar caliente
nosotros dejamos de estar calientes…
y todo pasó a ser
hielo.
Podríamos decir que dejamos de ser un nosotros para
convertirnos en un tú y yo intermitente,
A veces más tú que yo, a veces más yo, que tú, a veces un tú
yo, que no era nosotros, y un nosotros, que no éramos ni tú y ni yo.
Podríamos decir que el parque nos espera, el bar de la
esquina ha perdido un cliente los sábados; la vecina se pregunta porque ha
dejado de escuchar nuestros gemidos; el del quiosco ha perdido un comprador de
periódico; el bloque ha perdido unos vecinos; las calles han perdido una
pareja; yo he perdido una suegra encantadora; y tú, me has perdido.
Y aun así, podríamos decir que nos queríamos.
O, al menos, que nos quisimos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario